En esta nueva entrada
de mi blog abordaré algunos de los aspectos que permitirían mejorar el
reconocimiento social y profesional del docente. Para ello expondré algunas de
las conclusiones a las que llegué con mi grupo de trabajo (el grupo 11).
A nivel profesional,
consideramos que algo muy necesario es aumentar la formación práctica del
profesor. Si bien es cierto que los futuros docentes están obligados a realizar
un máster especializado, las asignaturas que a menudo se ofrecen en este no
están enfocadas al enfrentamiento real con una clase. Quizás tendrían que reducirse
el número de horas teóricas con el fin de que los aspirantes vivan experiencias
que les ayuden a la hora de afrontar el trabajo en un centro. En consecuencia, el
examen de oposición a profesor de secundaria debería constar de una menor
valoración de contenidos para premiar destrezas y habilidades que permitan
evaluar el grado de capacitación del candidato.
Por otro lado, creemos
que el profesor debería tener una mayor visibilidad en la sociedad, debido a
que es poco reconocido por esta. Para ello, juegan un papel fundamental los
medios de comunicación como la prensa o la televisión. Por medio de artículos
podrían reconocerse o publicarse aquellas noticias relacionadas con el mundo de
la docencia. Incluso podrían otorgarse premios a aquellos profesores que por
sus acciones o por su trabajo merezcan ser recordados o distinguidos en la
sociedad (tal es el caso de la noticia del mejor profesor en Kenia).
Asimismo, es necesaria la
coordinación entre el profesorado en los centros, pues la capacidad de estos
para trabajar en grupo puede servir de base para los alumnos. De igual forma,
también es muy práctica la comunicación del cuerpo de docentes con los padres.
Esta iniciativa no solo permite detectar posibles problemas de los alumnos,
sino que también ayuda a que los propios padres reconozcan la labor y la
importancia de la figura del profesor. A esto se une el tema de la autoridad
que debe o no tener este profesional. Desde hace unas décadas, el profesor ha
perdido parte del poder que le corresponde y se ha convertido en alguien que en
muchas ocasiones debe ceder ante los intereses de los alumnos (por no mencionar
los múltiples casos de acoso o violencia al docente en las aulas). Consideramos
que el profesor debe recuperar parte del mando que tenía. No se busca un
profesor autoritario y temeroso por parte del alumnado, sino un profesor con ciertas
dosis de autoridad que le permitan realizar su función eficazmente.
Si comparamos estas
propuestas con las del Consejo de Ministros, podemos afirmar que coincidimos en
la cuatro y en la cinco. Ambas están relacionadas con la búsqueda de una formación
permanente del profesorado, así como con la necesidad de trabajar en equipo por
medio de tutorías para prestar especial atención a la diversidad del alumnado. De
igual forma, creemos que la apuesta por nuevas estratégicas pedagógicas y
didácticas (correspondiente a la séptima media del Consejo de Ministros) es
siempre necesaria para conseguir adaptarse a los cambios a los que se enfrenta
constantemente la educación.